¿Por qué
son 7 días de la semana? ¿Cómo se les dio el nombre? ¿Y por qué?
La división
del tiempo en periodos de siete días ya había sido utilizada por los caldeos.
En toda la Mesopotamia, el número 7 era considerado como perjudicial y se
recomendaba no iniciar ni emprender algo en los días 7, 14, 21 y 28 del mes
lunar. Las tareas en ese séptimo día se reducían a lo mínimo.
Es preciso
acentuar que 7 días corresponden aproximadamente a una “fase” de la Luna, que
13 semanas constituyen los 91 días de una “estación” y que un año tiene 4
“estaciones”. El año solar de 365 días
incluye cuatro “estaciones” y un día, 52 semanas y un día.
Los caldeos
también habían notado que entre las estrellas fijas y las constelaciones
visibles en el cielo había 7 “astros errantes”, los planetas astrológicos. Era
natural asociar estos astros errantes a energías y a divinidades, y hacerlas
objeto de veneraciones y cultos rituales. Estos 7 planetas astrológicos son el
Sol, la Luna, Venus, Júpiter, Mercurio, Marte y Saturno. En la mayoría de los
idiomas europeos sus nombres están asociados con los días de la semana.
Los siete
planetas personales fueron los conocidos por los antiguos, ya que son visibles
a ojo descubierto. El número 7, considerado místico y un icono de perfección en
el cristianismo, está simbolizado en mitos y escrituras antiguas, así como en la
Biblia.
En Apocalipsis se menciona en repetidas ocasiones el número 7, por
ejemplo en Apocalipsis (1, 20) se dice: “El misterio de las 7 estrellas que
viste sobre mi diestra y los 7 candelabros de oro... Las 7 estrellas son los
ángeles de las 7 iglesias”. Y en (5, 6) se dice: “...y vi en medio, delante del
trono y los cuatro seres vivientes y en medio de los ancianos, un cordero de
pie, como degollado, que tenía 7 cuernos y 7 ojos que son los 7 Espíritus de Dios
enviados por toda la Tierra”. También los 7 días de la semana, los 7 colores
primarios y las 7 notas musicales tienen relación con estos 7 planetas.
Con el
modelo geocéntrico, con la Tierra como centro del Universo, desde la antigüedad
se han ordenado los planetas (o astros errantes) atendiendo el tiempo que
tardan en dar una vuelta a nuestro planeta. La Luna gira alrededor de la Tierra
en poco menos de un mes, mientras que Saturno tarda unos treinta años.
Se
suponía que, cuanto más tardara en orbitar la Tierra, más lejano estaría el
objeto. Así, desde el exterior hasta el interior, se construyó el modelo de
universo situando a Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y la Luna
sobre siete esferas cristalinas concéntricas en orden decreciente de sus
períodos sinódicos, es decir, vistos desde la Tierra.
En
Babilonia asignaron el nombre de sus deidades más importantes a los diferentes
astros errantes y parece que bautizaron con sus nombres también los siete días
de la semana. Después esta denominación de los días pasó al griego,
transformándose en los dioses equivalentes, y después al latín. Y aunque el
cristianismo, una vez convertido en la religión del imperio romano, trató de
eliminar la referencia a los dioses paganos, no lo consiguió.
La
explicación del orden actual de los nombres de los días es mérito de Dio
Cassius, un historiador cristiano del siglo III. Según Cassius, los astrólogos
asignaron las 24 horas de cada día de la semana a los siete objetos celestiales
errantes en una secuencia cíclica. La primera hora del primer día de la semana fue
asignada a Saturno y las siguientes a Júpiter, Marte, el Sol, Venus, Mercurio y
la Luna respectivamente. Así la octava hora del primer día volvió a ser
asignada a Saturno, y también la decimoquinta y la vigesimosegunda. Siguiendo
el ciclo durante todas las horas y días de la semana, las primeras horas de los
días siguientes serían asignadas al Sol, a la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y
Venus respectivamente.
Por tanto,
cada día de la semana recibió el nombre del planeta que tenía asignada la
primera hora. Así, la secuencia de los días quedó en: Saturno, Sol, Luna,
Marte, Mercurio, Júpiter y Venus, que corresponde a nuestros días sábado, domingo, lunes, martes,
miércoles, jueves y viernes. Y recordar que para los judíos la semana empieza
en sábado, el Shabbat, denominación que proviene del nombre del planeta Saturno
en hebreo, Shabbetai, como se puede ver en el Talmud de Babilonia.
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