Cuando
alguien nos pregunta sobre la edad a la que creemos que vamos a morir, casi
inconscientemente respondemos con una cifra que en bastantes ocasiones
corresponde a la edad que tenía uno de nuestros padres cuando falleció.
Desde ese
punto de vista, la edad en la que murieron nuestros padres se convierte en una
trampa peligrosa para nuestra vida. Por un absurdo sentido de fidelidad no nos
permitimos vivir más tiempo del que ellos tuvieron. Debemos desprogramar esa
bomba de relojería cuanto antes investigando la forma en la que murieron,
tomando consciencia de ello para no repetirlo.
Cuando alguien
me pregunta qué es lo que me preocupa, respondo que nada, porque sé que me voy
a morir. Porque aunque mi mente está dispuesta, mi cuerpo nunca lo estará y se
debatirá hasta el último momento. Partimos pues de la premisa de que somos
inmortales en cuanto a espíritu y mortales en cuanto cuerpo.
Si el
nacimiento imprime carácter, la muerte descubre su caricatura. El sabio Jung
escribió que “la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”.
Analizar
las causas de muerte de nuestros ancestros nos permite descifrar información
sobre las circunstancias vitales de los mismos y sobre su psicología. Es
descodificar la lengua secreta de lo no-dicho y por lo tanto que permanece
latente, pero inaccesible a nuestras posibilidades de recuperación del
recuerdo. Recordemos que conocer nuestro árbol genealógico es conocernos a
nosotros mismos, llave para la transformación y la sanación.
¿Qué pone
fin a una vida?
Muchas
personas se encuentran bien dentro de su sufrimiento. Si su calvario terminara
su vida perdería el sentido. Desde su niñez se
acostumbraron a perder y a
fracasar, aprendieron que la vida es una dolorosa trampa de la que sólo se liberan
muriendo
Observemos
qué tipo de enfermedades acabaron con nuestros ancestros y que pistas podemos
encontrar en ellas para saber que hay que sanar en nuestro árbol:
Una
enfermedad mortal…..toda enfermedad tiene su raíz en un conflicto, en un
trauma, en una prohibición. El cuerpo nos envía un mensaje para que lo
resolvamos mediante la enfermedad o el síntoma. La muerte es un fracaso de una
consciencia que no alcanzó a entender esa llamada de socorro.
Un
accidente mortal o un suicidio…Consideremos que un accidente es un suicidio
encubierto, aunque sea duro de asimilar. Tomar la decisión de despedirse de la
vida es la mayor huida a una situación desesperada, cuando ya se han agotado
todos los recursos o cuando se carece de ellos. Pueden existir graves problemas
psicológicos detrás, pero también, cuando en el embarazo los padres transmiten
al feto su deseo de abortarlo, si éste llega a nacer, estará toda la vida
tentando la muerte, hasta que la encuentre.
Un
asesinato…. Morir asesinado, es el extremo máximo del extremo masoquista de la
relación sádico-masoquista. Puede que el extremo sádico lo represente un
enemigo de guerra, un terrorista, un mafioso, un loco o la propia pareja, todos
ellos no serán otra cosa que la proyección de su propio yo violento que ha
ganado la partida.
No comments:
Post a Comment