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Friday, 6 May 2016

CUANDO Y COMO MORIMOS

Cuando alguien nos pregunta sobre la edad a la que creemos que vamos a morir, casi inconscientemente respondemos con una cifra que en bastantes ocasiones corresponde a la edad que tenía uno de nuestros padres cuando falleció.

Desde ese punto de vista, la edad en la que murieron nuestros padres se convierte en una trampa peligrosa para nuestra vida. Por un absurdo sentido de fidelidad no nos permitimos vivir más tiempo del que ellos tuvieron. Debemos desprogramar esa bomba de relojería cuanto antes investigando la forma en la que murieron, tomando consciencia de ello para no repetirlo.

Cuando alguien me pregunta qué es lo que me preocupa, respondo que nada, porque sé que me voy a morir. Porque aunque mi mente está dispuesta, mi cuerpo nunca lo estará y se debatirá hasta el último momento. Partimos pues de la premisa de que somos inmortales en cuanto a espíritu y mortales en cuanto cuerpo.

Si el nacimiento imprime carácter, la muerte descubre su caricatura. El sabio Jung escribió que “la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”.


Analizar las causas de muerte de nuestros ancestros nos permite descifrar información sobre las circunstancias vitales de los mismos y sobre su psicología. Es descodificar la lengua secreta de lo no-dicho y por lo tanto que permanece latente, pero inaccesible a nuestras posibilidades de recuperación del recuerdo. Recordemos que conocer nuestro árbol genealógico es conocernos a nosotros mismos, llave para la transformación y la sanación.

¿Qué pone fin a una vida?

Muchas personas se encuentran bien dentro de su sufrimiento. Si su calvario terminara su vida perdería el sentido. Desde su niñez se 
acostumbraron a perder y a fracasar, aprendieron que la vida es una dolorosa trampa de la que sólo se liberan muriendo

Observemos qué tipo de enfermedades acabaron con nuestros ancestros y que pistas podemos encontrar en ellas para saber que hay que sanar en nuestro árbol:

Una enfermedad mortal…..toda enfermedad tiene su raíz en un conflicto, en un trauma, en una prohibición. El cuerpo nos envía un mensaje para que lo resolvamos mediante la enfermedad o el síntoma. La muerte es un fracaso de una consciencia que no alcanzó a entender esa llamada de socorro.
 Un accidente mortal o un suicidio…Consideremos que un accidente es un suicidio encubierto, aunque sea duro de asimilar. Tomar la decisión de despedirse de la vida es la mayor huida a una situación desesperada, cuando ya se han agotado todos los recursos o cuando se carece de ellos. Pueden existir graves problemas psicológicos detrás, pero también, cuando en el embarazo los padres transmiten al feto su deseo de abortarlo, si éste llega a nacer, estará toda la vida tentando la muerte, hasta que la encuentre.
 Un asesinato…. Morir asesinado, es el extremo máximo del extremo masoquista de la relación sádico-masoquista. Puede que el extremo sádico lo represente un enemigo de guerra, un terrorista, un mafioso, un loco o la propia pareja, todos ellos no serán otra cosa que la proyección de su propio yo violento que ha ganado la partida.

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