Con la
entrada de la primera y el equinoccio de verano, miles de personas renuevan energías,
es el inicio del año Zodiacal. Todos los
años, una vez que ha entrado el Sol en el signo de Aries, se produce la Luna
llena que más influencia tiene en los tiempos y en los calendarios, festividades
y celebraciones del periodo anual.
La luna
llena en el primer periodo del Zodiaco, ha tenido una importancia significativa
a través del tiempo.
"Según
la tradición hebrea, la noche en que tuvo lugar la huida de Egipto había luna
llena, por lo que los judíos pudieron apagar sus lámparas para no ser descubiertos
por los soldados del faraón". Este suceso tan lejano, aunque cercano en lo
astronómico, condiciona todavía hoy nuestra agenda. Si nos parece que la Semana
Santa cae demasiado pronto este año bisiesto de 2016, es necesario hacer un
poco de historia para saber la razón.
El
acontecimiento citado es celebrado en la llamada pascua judía que, por tanto,
cada año ha de coincidir con una noche de luna llena. Jesucristo, judío,
celebró dicha pascua durante la hoy denominada "última cena", así que
nuestra propia tradición cristiana adoptó este hecho casi como suyo. En
concreto, y evitando confundir ambas tradiciones, ya desde el año 525 de
nuestra Era se decidió en la Iglesia Católica que la pascua de Resurrección
-unos días posterior a la judía- se celebrara el primer domingo siguiente a la
primera luna llena después del comienzo de la primavera (20 o 21 de marzo). Si
miramos el calendario de 2016, observaremos que el equinoccio de primavera es
el día 20 de marzo, y la primera luna llena sólo tres días más tarde, por lo
que el domingo de Pascua será el día 27 de marzo. Por eso siempre veremos una
luna llena durante la Semana Santa.
la fecha de
la Pascua. Desde el I Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, la Semana
Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del equinoccio
primaveral (alrededor del 21 de marzo).
Al
principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua
Judía, pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esta costumbre, al menos en
Occidente.
Así el
Domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días, entre el 22 de marzo y
el 25 de abril.
Las fechas
de Pascua se repiten en un periodo de 5.700.000 años y en ese intervalo de
tiempo la fecha más frecuente es el 19 de abril. La mayoría de las veces la
Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril.
La Pascua
de Resurrección se celebra el domingo siguiente a esa primera Luna llena
primaveral. La fecha del equinoccio puede variar entre el 20 y el 21 de marzo,
dependiendo del movimiento del Sol en la eclíptica. La Iglesia realmente no usa
medidas astronómicas para determinar cuándo cae la Luna llena, sino unas tablas
especiales de una Luna eclesiástica que se mantiene, más o menos, al mismo ritmo
que la real, la astronómica.
Las reglas
eclesiásticas para determinar el día de Pascua son las siguientes:
1.- Cae el
primer domingo después de la primera luna llena eclesiástica que ocurre en o
después del equinoccio de primavera.
2.- Esta
luna llena eclesiástica ocurre el decimocuarto día después de una luna nueva
eclesiástica tabulada.
3.- El
equinoccio de primavera se fija el día 21 de marzo.
4.- Si el
día de Pascua coincide con el día de la Pascua judía se elige el domingo
siguiente.
Con esa
elección el domingo de Pascua caerá entre el 22 de marzo y el 25 de abril,
ambos inclusive.
Estas
pequeñas diferencias entre el criterio astronómico y el religioso pueden hacer
que la Luna astronómica no coincida con la eclesiástica. Un caso en el que la
diferencia entre las dos definiciones se hizo notar ocurrió en 1962. Ese año,
el momento del equinoccio de primavera ocurrió a las 2.30 TU (Tiempo Universal)
del día 21 de marzo. A las 7.55 TU se produjo la luna llena astronómica. Por
ello, según la definición astronómica, debería haber sido Pascua el domingo
siguiente, el 25 de marzo. Sin embargo, la luna llena eclesiástica, que se calcula
a partir de tablas, se «produjo» el día 20 de marzo, con lo que cayó antes del
equinoccio de primavera fijo del 21 de marzo. Hubo que esperar por tanto a la
siguiente luna llena eclesiástica (el miércoles 18 de abril) para poder
determinar el domingo de Pascua, que cayó ese año muy tarde, el domingo 22 de
abril.
Al principio, una fiesta judía
Estos
cálculos no se han utilizado siempre. Como los primeros cristianos provenían de
la tradición judía, en un comienzo la Pascua cristiana se celebraba al mismo tiempo
que la judía, independientemente del día de la semana. Sin embargo, en el
primer concilio de Nicea, en el año 325, se fijó un criterio para determinar el
día de Pascua, independientemente de las tradiciones judías. El mismo
emperador Constantino presidió y dirigió estas discusiones. Después, con la
reforma del calendario gregoriano en 1582, se hicieron algunos pequeños
cambios.
El cálculo
de la fecha de la Pascua es un poco complejo. Se han creado numerosos
algoritmos para determinarlo. El más conocido se debe al gran matemático alemán
Carl Friedrich Gauss.
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