El origen
de la Ouija, el tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se
puede entablar contacto con los espíritus de los muertos, es impreciso. Un
tablero bastante parecido a una Ouija fue encontrado alrededor del año 1.200
A.C. en China, país donde algunos sabios acostumbraban a guiar un palo
alrededor de una bandeja llena de arena para comunicarse con los espíritus del
Más Allá. Otras fuentes afirman que Pitágoras, en el 540 a.C. realizó sesiones
de espiritismo con una especie de tablero con ruedas que él mismo denominó “la
tabla mística”.
La Ouija se
popularizó de verdad de la mano de la moda espiritista que se extendió por todo
Occidente hacia finales del siglo XIX. Adquirió tal fama que muchas personas
comenzaron a celebrar sesiones organizadas de espiritismo, donde se preguntaba
a los espíritus y las respuestas eran contestadas mediante una serie de golpes
o sacudidas. Se cuenta, por ejemplo, que Mary Todd Lincoln, esposa del Presidente
de los Estados Unidos Abraham Lincoln, celebró sesiones en la misma Casa Blanca
de forma regular para comunicarse con sus hijos fallecidos.
Por
entonces los métodos de adivinación incluían el balanceo de un péndulo sobre
una placa que tenía letras alrededor del borde o el uso de una tabla entera
para indicar las letras dibujadas en el suelo. En 1890 los empresarios Elijah
Bond y Charles Kennard patentaron una tabla con el alfabeto escrito, inventando
así la tabla Ouija que se conoce en la actualidad.
Después de
las dos guerras mundiales, la demanda de las tablas Ouija aumentó
considerablemente debido al interés de las viudas por comunicarse con sus
maridos muertos en combate. Aleister Crowley, el famoso ocultista inglés que en
el siglo pasado fundó una filosofía religiosa, también impulsó el uso de este
tablero, del que afirmó que “no es ningún juego y las personas que lo utilizan
caminan en un terreno peligroso, pues les dan permiso a cualquier espíritu
desconocido para comunicarse con ellos”.
Para muchos
expertos de los fenómenos paranormales la práctica de la Ouija permitiría abrir
de par en par las puertas hacia dimensiones cercanas e imperceptibles a la
nuestra, contactando así a seres que en ocultismo reciben el nombre de “bajos
astrales” o “cascarones”, vale decir, entidades poco evolucionadas y todavía
aferradas al mundo físico; o bien “espíritus sin luz” o “almas en pena” que
quieren manifestar su estado de angustia al mundo de los vivos.
David
Farrant, jefe de la British Psychic and Occult Society, califica de hecho a la
Ouija como una vía hacia fuerzas poderosas y maléficas. “Las personas que
juegan a la Ouija podrían verse afectados por las energías negativas de las que
son portadoras tales entidades. En ciertos casos podrían darse incluso posesiones
de algún tipo entre los participantes que están tratando de comunicarse con
ellas”, aseguró.
La Ouija y
sus fatales consecuencias
Los
supuestos casos sangrientos relacionados con el uso de la Ouija no son escasos.
En 1972, Jennifer Lynn Sprigman, una chica de 14 años que vivía en Illinois,
jugó a la Ouija con una compañera de la escuela y lo primero que le preguntó a
la tabla fue a qué edad iba a morir. La aguja dio como resultado el número 18
y, posteriormente, apuntó las palabras “asesinada” y “estrangulada”. El 3 de
octubre de 1976, dos semanas antes de que Lynn cumpliera 18 años, la chica
falleció a manos de un estrangulador que jamás fue capturado.
En 1995 en
Arkansas, dos chicos de 20 años que profesaban el satanismo invitaron a otros
dos amigos a jugar a la Ouija para supuestamente comunicarse con un ser del más
allá, a quien ellos nombraban como “el amo”. Los mismos muchachos terminaron
apuñalando a sus invitados y cuando fueron ingresados a un hospital
psiquiátrico aseguraron que “el amo”, por medio de la Ouija, les había ordenado
actuar de esa manera.
En un caso
más reciente, un adolescente de 15 años identificado como Colin Roberts fue
encontrado colgado de un árbol junto a una iglesia de Belfast, después de que
un espíritu malvado supuestamente le hablase por medio de la Ouija. Y hace unas
pocas semanas, en Perú, una adolescente fue internada en un hospital con
supuestos signos de posesión demoníaca, después de haberse reunido con un grupo
de amigas de su colegio a jugar Ouija a la casa de una de ellas.
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