El a
definición de alma varía de acuerdo al entramado cultural y la perspectiva
filosófica de quien haga referencia al término, que se origina en el latín
anima. Alma, ánima o espíritu suelen ser utilizados como sinónimos para nombrar
a la entidad no material e invisible que poseen los seres vivos.
La
etimología de alma señala el principio por el cual los hombres y los animales
pueden moverse por sí mismos. Sin embargo, con el tiempo, el alma pasó a
asociarse con la religiosidad y el misticismo.
El alma
sería la esencia de las personas, aquello que forja su identidad. Se trata de
un regalo de Dios que hace único a cada individuo. En el caso de los animales,
hay quienes creen que tiene alma y otros que consideran que se trata de una
propiedad exclusiva de los seres humanos.
Sin
embargo, hay que tener en cuenta que la palabra animal también proviene del
latín ánima. El Papa Juan Pablo II afirmó que los animales tienen alma y que
los seres humanos deben ser solidarios con ellos.
Por otra parte,
la Santa Inquisición, llegó a condenar a muchas de sus víctimas por considerar
que habían realizado la venta del alma con el Demonio.
El
catolicismo señala que el alma es inmortal, a diferencia del cuerpo. Después de
la muerte, el hombre llega a Dios gracias a su alma, que no tiene existencia
pre-corporal ni origen material. Para esta religión, el alma constituye el
principio vital de los seres humanos, que es uno en cuerpo y alma.
Para el
budismo, en cambio, no existe nada permanente. Todo fluye y se encuentra en cambio
constante, por lo tanto, no hay un alma eterna y propia de cada individuo.
Por otra
parte la búsqueda del alma y la demostración de su existencia mediante
experiencias físicas ha sido una constante durante toda la historia de la
ciencia. Muchos científicos a lo largo de la historia han intentado realizar
diferentes pruebas que probaran o no su existencia. Hoy voy a presentar un
breve repaso por estas experiencias para saber si existe y cuánto pesa el alma.
Primeros
experimentos
Ya Leonardo
da Vinci trató de encontrar su situación diseccionando un cerebro en 1515
basándose en la creencia de la época de que el alma estaba situado en el centro
de la cabeza, lo que provocó que fuese denunciado como hechicero.
El
experimentador Duncan MacDougall trató de poner fin al debate sobre la
existencia o no del alma a principios del siglo XX mediante un experimento.
Según su razonamiento si el alma existía debía ocupar un espacio, debía ser
algo material por tanto y si era algo
material probablemente tendría peso.
¿Cómo se
pesa el alma?
Duncan
montó un catre encima de una báscula e instaló encima a un hombre que estaba
muriéndose de tuberculosis. Durante las tres horas y cuarenta minutos que tardó
en morir perdió peso a razón de una onza por hora (28.3 gramos).
El doctor
atribuyó esta pérdida a la evaporación de las mucosas nasofaríngeas,
broncopulmonares y bucales que acompaña a la respiración, y también a la
evaporación de humedad producida por la evaporación cutánea. De repente, en el
momento de la muerte, se produjo un brusco cambio de peso de tres cuartos de
onza (21,225 g).
¿Pesa el
alma 21 gramos?
El doctor
Duncan realmente no quedó convencido tras su experimento, y repitió el
experimento una vez tras otra, obteniendo resultados semejantes, y comprobó que
al sustituir los humanos por perros no había pérdida de peso al morir, lo que
supuestamente confirmaba que no tenían alma. MacDouglas se resistió a publicar
sus experimentos por cinco años hasta que se filtraron, lo que hizo que mandase
sus resultados oficiales a la revista American Medicine.
Hoy en día
hay quien cree que los resultados observados se produjeron porque al enfriarse
el cuerpo al morir, apareció una corriente de convección entre los dos lados a
distinta temperatura de la balanza. Otros dicen sin embargo que al dejar de
enfriar los pulmones la sangre el exceso de sudoración produciría una
evaporación que podría explicar fácilmente los 21 gramos observados.
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