¿Qué fue la estrella de Belén?
En este punto hay
infinidad de hipótesis para todos los gustos, desde las más ortodoxas a las más
descabelladas. Por ejemplo podríamos hablar de una estrella espontánea y de
origen divino, o de un objeto volador no identificado (definición científica
que poco o nada tiene que ver con los "platillos voladores"), pero
hay otras hipótesis que consideramos como más viables. Dentro de la astronomía
se postula que la estrella de Belén pudo ser un cometa muy luminoso que surcó
los cielos de la época o una estrella que explotó como una colosal supernova.
Sin embargo estas hipótesis se debilitan ante los hechos conocidos. Primero, no
existe registro de ningún cometa luminoso en aquella época, además de que los
antiguos (y uno que otro ignorante moderno) consideraban a los cometas como
signos de catástrofes. Es segundo término, no existe ningún registro de una
explosión de supernova para esa época, la cual habría sido registrada por las
diversas civilizaciones del planeta, como ha ocurrido con portentos semejantes
en otras fechas.
Descartadas ambas hipótesis, consideremos ahora una valiosa
ayuda lingüística. Los textos evangélicos al referirse a la estrella de Belén
utilizan la palabra latina "stella" que significa indistintamente
estrella, grupo de estrellas, constelación o conjunción. Por lo tanto bien pudo
ser más bien una conjunción de estrellas o planetas. Basándonos en esta
hipótesis todo es cuestión de utilizar una computadora con el programa adecuado
para localizar una conjunción importante que haya sido presente entre los años
8 y 6 antes de nuestra era.
En este punto, puse a trabajar uno de tantos programas de
simulación astronómica que existen en el mercado. En particular el programa
"EZCosmos". Ante mi asombro una de tantas simulaciones dio como
resultado una curiosa conjunción que tuvo lugar en el Cercano y Medio Oriente.
El Sol, la Luna y cuatro planetas, los más brillantes del firmamento, se
reunieron prácticamente en la constelación de Piscis. Allí encontramos al Sol y
la Luna siendo escoltados por los planetas Júpiter, Saturno y Venus. Todos
ellos en la constelación de Piscis. Mientras que en la vecindad se encuentra
Mercurio en la frontera entre Piscis y Acuario. ¡Esta es la "Stella de
Belén"! ¡En otras palabras "La conjunción de Belén"!
¿Pero existen bases suficientes para sostener que Jesucristo
nació aproximadamente hacia esa fecha?
Probablemente. Simplemente consideremos los siguientes
factores. Parece extraño que si apareció un portento celeste como la
"Estrella de Belén" solamente el evangelista San Mateo lo reportara,
y no existen más escritos al respecto en la región. Esto se explicaría con
nuestra conjunción fácilmente, pues al participar el Sol de esta conjunción, es
obvio que ni Piscis, ni la luna y los planetas serían visibles durante el día y
por lo tanto solo los sabios versados en astronomía y astrología tendrían
conocimiento de tan inusual acontecimiento. Precisamente es aquí donde entran
en relación los Reyes Magos (que probablemente provenían de Persia) y que eran
capaces de calcular cuando ocurriría una conjunción de este tipo. Además, como
en Persia predominaba la religión de Zoroastro, los Magos de oriente
seguramente relacionaron la conjunción con una profecía de Zoroastro sobre la
venida del Mesías, que junto con los textos de los profetas hebreos -
principalmente Miqueas - señalaban que el mesías nacería en Belén de Judá.
Además agregaremos de dato que si había pastores con sus
ovejas en los campos durante la fecha de su nacimiento, esto no podía ocurrir
entre noviembre y los albores de marzo que es el periodo de parto de las
ovejas, según el Talmud, y se mantienen en corrales cerrados. Justo a tiempo
habrían salido los pastores para adorarlo.
Ademas, se supo que dicha conjunción había sido sugerida
como "estrella de Belén" nada menos que por Johannes Kepler hacia el
año 1606. La única diferencia es que Kepler pudo tardar años haciendo cálculos
para encontrar dicho "portento celeste" mientras que yo solo necesite
unos pocos minutos con una computadora. Cabe agregar que determinadas conjunciones
simples de planetas tienen lugar cada veinte años, mientras las triples son
cada doscientos cincuenta y ocho años. La última se observó en 1940-41 bajo el
signo de Aries y no se repetirá hasta el año 2198.
También existen algunas leyendas en torno a la estrella de
Belén. Según las crónicas bizantinas, se desplazó con parsimonia, siempre al
costado derecho de los Reyes durante todo el viaje, muy baja, de modo que iba
casi rozando las palmeras. La tradición persa dice, según P. Marckel, que la
estrella era roja. El lapidario bizantino Teodoros Angelis, de acrisolada
estirpe imperial, afirmó que al concluir su providencial cometido estalló
espléndidamente como una flor de luz y los trozos se esparcieron y son hoy
todos los rubíes que existen en la Tierra.
Y para concluir el último dato: la "Conjunción de
Belén" tuvo lugar sobre la constelación del Piscis, en un periodo en el
cual los astrónomos-astrólogos de la antigüedad consideraban se iniciaba la era
de Piscis, y de allí su influencia en la religión que predominaría para esta
era. Piscis simboliza el pez, un símbolo que caracteriza a la religión
cristiana. ¡Y Jesucristo es el pescador de hombres...!
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